Historia

Acerca del origen etimológico de Abla han surgido tres principales tendencias al respecto: Algunos autores como Flórez y Mendez Silva estiman que el nombre de la población deriva directamente por evolución foética de “Abula “debido al fenómeno de aferesis , es decir la perdida de la vocal átona “u” la voz Abula se convierte en Abla .

Otro sector mencionado por Pascual Madoz señala que partiendo del nombre de la antigua ciudad de ALBA, se obtiene el nombre actual por metátesis , es decir, alterando el orden de las consonantes “L” Por “B” de modo que resulta también el nombre actual de la localidad. Lo cierto es que por estas dos vías descritas de evolución fonética en lengua castellana se llega al mismo resultado que es la denominación “ABLA”

La tercera postura con la misma conclusión, indica que el actual nombre proviene de una evolución fonética en lengua castellana se llega al mismo resultado que es la denominación “ABLA”. La tercera postura con la misma conclusión, indica que el actual nombre proviene de una evolución sucesiva del término atendiendo a la civilización imperante en cada época. De este modo la voz ibera “abula”, los árabes la adoptarían en su lengua vernácula y posteriormente ésta quedaría castellanizada como “abla”

Existen algunas hipótesis sin fundamento ni rigor cientifico al señalar que el nombre de la población se debe a un supuesto militar romano de alta graduación, y otras refieren a una presunta princesa mora.

Origen Abla

"Origen Etimologico de Abla"

Los Orígenes Históricos

cuchillo

Descripción

  1. La huella de la presencia del hombre, en la prehistoria antigua, aparece constatada en Abla con el hallazgo de utensilios líticos, hachas y demás instrumentos de piedra de los que hace mención el historiador Góngora y Martínez. Los primeros testimonios escritos de la población son facilitados por el geógrafo Ptolomeo (S. II), que la menciona en su "Geographia" como ABVLA en la “regio” ibérica de Bastetania. No obstante, sus orígenes habría que remontarlos, como núcleo de población socialmente organizado, a la Edad del Cobre con el florecimiento de la prehistórica cultura de Los Millares (III milenio a.C.) y posteriormente en plena Edad del Bronce con el asentamiento de la cultura Argárica (1800-1300 a.C.) como lo demuestran los recientes hallazgos arqueológicos.
  2. La cultura de Los Millares queda evidenciada en la necrópolis local de Los Milanes donde aparece entre otros restos arqueológicos prehistóricos un “tholoi” parcialmente conservado. Se trata de un enterramiento colectivo formado por una cámara circular provista de zócalo de lajas de piedra y un corredor adintelado que comunica con aquélla a través de una gran losa perforada. En el II milenio (a.C.) la cultura argárica que reemplaza a la anterior, arraiga en las inmediaciones, concretamente en el paraje de Las Juntas, donde han aparecido casualmente varias cistas funerarias. Recientemente se ha encontrado en una cista un importante ajuar funerario en buen estado de conservación, que ha sido entregado al Museo Arqueológico Provincial. La presencia ibérica en la localidad aparece constatada en fuentes documentales y arqueológicas. En el citado mapa ptolomeico aparece mencionada ABVLA junto a otras quince ciudades ibéricas pertenecientes a la “regio” sureña de Bastetania. Los recientes hallazgos arqueológicos descubiertos en el área del castillo de Abla (S. V al III a.C.) apuntan que los iberos bastetanos establecieron un núcleo urbano indígena asentado en el propio emplazamiento que ocupa el pueblo, que se corresponde con la antigua ciudad de ABVLA.

La Época Romana

mausoleo romano

Descripción

  1. La civilización romana en Abla queda testimoniada en fuentes documentales, monumentales, arqueológicas y epigráficas. La población aparece documentada en el Itinerario de Antonino (S. III) con el nombre de ALBA, figurando como quinta "mansio" de la vía Castulo-Malaca, distante a XXXII millas de Acci y XXIV de Urci. Su importancia radicaba en poseer "mansio", lugar donde se aprovisionaban y servía de descanso a viajeros, comerciantes y tropas en marcha, conllevando consecuentemente un contacto directo con la civilización de Roma al ser un lugar obligado de tránsito en la citada ruta. A mediados de los siglos II y III, este “municipium” alcanzó una etapa de apogeo como lo acredita el patrimonio cultural legado.
  2. El monumento romano por excelencia en la localidad es el mausoleo romano. Se trata de una torre funeraria de planta cuadrada y cubierta abovedada con remate piramidal que consta de dos partes claramente diferenciadas, la cripta dedicada a sepultura y la cámara ritual destinada al culto religioso. Los restos arqueológicos hallados en el municipio son de variada naturaleza. Como restos más significativos se citan una escultura togada de mármol, un ungüentario de vidrio, diversas monedas, tégulas, pesas de telar y variedad de cerámica en especial “sigillata” del tipo sudgálica, hispánica y clara A, C y D pertenecientes a un período que discurre del siglo I al IV. La epigrafía está representada por el lapidario romano de Abla (Lapidarium Abulense), que está integrado por siete inscripciones romanas, recogidas principalmente en el “Corpus Inscrriptionum Latinarum” II, de Aemilius Hübner y que responden a diversa naturaleza como funerarias, informativas, honorarias y conmemorativas. El período cronológico de su datación va desde el siglo I al IV. Su estudio nos facilita unos datos valiosos que permite conocer la organización político-administrativa, la estructura social, el trazado de la red viaria, la oligarquía social, etc., completando de este modo a las fuentes generales. Gracias a ellas tenemos información de señalados personajes locales como el soldado Aurelio Julio, la liberta Cornelia Maura, el tribuno Lucio Alfeno Avitiano, etc

El Cristianismo

El Cristianismo

Descripción

  1. Con la difusión del cristianismo en las distintas provincias del imperio la propagación también alcanzó a la España romana. La tradición cristiana de “Los Siete Varones Apostólicos” apunta a la evangelización de Hispana en los primeros albores del cristianismo (S.I) Señala la citada Tradición cristiana que una vez consagrados obispos por los Apóstoles en Roma, dichos discípulos fueron enviados a Hispania con la misión de evangelizarla, llegaron a Acci (Guadix) y una vez convertida la ciudad, se dispersaron por otras ciudades quedando S. Segundo en Abula, que por unanimidad los historiadores la identifican con la actual Abla almeriense. Al citado Varón tradicionalmente se le venera en la localidad como su evangelizador y obispo.
  2. P Las ciudades en la que se dipsersaron los Varones son las siguientes: Torcuato en Acci (Guadix), Indalecio en Urci (Almería), Segundo en Abula (Abla), Tesifionte en Bergi (Berja), Cecilio en Iliberri (Elvira-Granada), Eufrasio en Iliturgi (Andújar) y Hesiqio en Carteia (Cazorla) La ciudad de Abula que evangelizara S. Segundo, se convierte en una de las primeras ciudades evangelizadas y una de las primeras sedes episcopales hispanas.

El Medievo Árabe

El Medievo Árabe

Descripción

  1. Bajo la época árabe, existen diversas fuentes literarias que aluden a la población: Ibn Hayyan (S. IX) señala la edificación de la ciudadela de Abla y el geógrafo Al-Udri (S. XI) refiere a la alquería en el itinerario de Córdoba a Almería. También Al-Idrisi (S. XII) la cita en el camino que conduce de Almería a Guadix e Ibn al-Jatib la menciona en el viaje de regreso desde Almería hacia Granada que hizo el rey Yusuf I con su séquito en 1347. Durante el emirato Omeya de Córdoba (756-929), surge en el siglo IX un clima de inestabilidad social que conlleva al levantamiento en el sureste peninsular de la población hispana mozárabe-muladí acaudillada por Umar Ibn Hafsun contra el invasor árabe. En esta contienda participó el poeta muladí Abd al-Rahman ben Ahmed (S. IX), conocido con el sobrenombre de "El Ablí",por ser natural de Abla.
  2. Tenemos noticias de Ibn Hayyan, que señala la construcción por los marinos de Bayyana, hacia el año 888, de veinte ciudadelas en la zona entre ellas la de Abla. En este período la función de la fortaleza de Abla estaba íntimamente ligada al control de la ruta que comunicaba el interior granadino con el litoral almeriense. En el período de los reinos de Taifas (1031-1091), Al-Udri cita que el distrito de Abla pertenece a la Cora de Elvira dependiente de Granada. Durante esta etapa surgen guerras fronterizas entre los reinos zirí granadino y el taifa de Almería por la zona litigiosa limítrofe. Abla, al encontrarse enclavada geográficamente en la zona de disputa entre las coras de Peyyna y Elvira, se ve envuelta en un período inestable de luchas y guerras, sostenidas entre ambos reinos, que motivará la fortificación de varias fortalezas del lugar para el mantenimiento de los dominios conquistados. En el reinado de la dinastía nazarita (1232-1492), se incrementan las tierras ganadas para el riego, para ello Abla y Abrucena compraron los derechos del agua en 1273 al rey de Granada Muhammad I o a su hijo Muhammad II y posteriormente en 1356 bajo el reinado de Muhammad V se plasmó el concierto de reparto del caudal de agua de Sierra Nevada correspondiéndole a Abla 1/3 y a Abrucena 2/3. A pesar de ello, en siglos posteriores, se promoverán nuevos pleitos judiciales entre ambas poblaciones vecinas sobre el reconocimiento de tales derechos.

La Reconquista

sepultura

Descripción

  1. Durante la campaña de Reconquista la población se encuentra amenazada por las frecuentes incursiones castellanas que se internan por la frontera granadina para castigar al reducto reino nazarita. En una carta fechada en 1435, Rodrigo Manrique notifica al conde de Alba el envío de una cabalgada a tierras de Abla que consiguió como botín “moros y acémilas”. La Reconquista definitiva de Abla se produce con ocasión de la campaña que hicieron los reyes Isabel y Fernando desde Almería a Guadix en Diciembre de 1489. De este modo, la población queda incorporada a la corona castellana una vez concertada su entrega con el rey Muley Abdelí "El Zagal", quién rindió la fortaleza a las huestes castellanas, pactándose seguidamente las capitulaciones entre los Reyes Católicos y los mudéjares del lugar:
  2. “Los vecinos de la villa juraron por el Altísimo Creador y por la ley del Corán que serían leales vasallos del Rey y de la reina …”. Tras la Reconquista, al año siguiente, surge un clima de inestabilidad social que ocasiona en la localidad la sublevación mudéjar de Agosto de 1490, debido al descontento reinante de la población. El levantamiento fue rápidamente sofocado por el marqués de Villena y el alcaide de Fiñana don Álvaro Bazán con el apoyo de las milicias concejiles de Baeza, Úbeda, Jaén, Lorca y otros lugares, que redujeron rápidamente a los insurrectos y restablecieron la estabilidad en la zona.

La Edad Moderna

La Edad Moderna

Descripción

  1. La Edad Moderna se inicia con el establecimiento del nuevo modelo político-administrativo y religioso castellano. Tras la Reconquista Abla queda incorporada a la administración civil y religiosa de Guadix y el hecho que fuese declarada “lugar” de la villa de Fiñana y quedar sometida a su jurisdicción, ocasionará litigios judiciales en siglos posteriores en un intento vano de conseguir el concejo local la declaración de villazgo. La Iglesia de Abla, al igual que las restantes del reino granadino, es erigida en 1505 por la Bula de Erección de Parroquias del reino de Granada expedida por el Papa Inocencio VIII.
  2. En 1568 bajo el reinado de Felipe II estalla la rebelión morisca en La Alpujarra alcanzando también a Abla, que se alzó en el tercer día de Navidad. Cuentan las crónicas cómo los sublevados profanaron la Iglesia degollando un cerdo sobre el Altar Mayor y destrozaron altares y retablos. Al día siguiente los hombres marcharon a Fiñana con el propósito de tomar la fortaleza mientras sus mujeres, hijos y ganados se encaminaron a La Alpujarra. La rebelión fue sofocada en la campaña militar llevada a cabo por el marqués de Los Vélez a finales de Noviembre de 1569. En 1571 se realiza el apeo de población con la llegada de nuevos pobladores castellanos a los que se reparte 103 suertes. También se procede al deslindamiento y amojonamiento del lugar de Abla, concediéndosele Término propio y el título de Real Población con la obligación de pagar sus vecinos un censo perpetuo de 1.200 ducados anuales. A finales del siglo XVI aparecen documentadas ciertas instituciones locales civiles y religiosas, pero lo más transcendental en la vida de la población es la aprobación de las Ordenanzas Municipales de Abla de 1596. La novedad principal que presenta es la intervención del escribano del concejo de Abla en los pleitos suscitados en el Término, desmarcándose de este modo de la jurisdicción de Fiñana. En 1629 surge un hito histórico-religioso de especial importancia local. El obispo de Guadix Fray Juan de Arauz, con la autorización del cardenal de Granada Spínola, declara por Decreto de 21 de Abril Patronos de Abla a los santos Apolo, Isacio y Crotato. Desde entonces se vienen celebrando cada año las fiestas patronales de la localidad

Abla en lo siglos XVIII y XIX

xilografia

Descripción

  1. La imagen demográfica y económica de Abla a mediados del siglo XVIII aparece documentada en el Catastro de Ensenada de la localidad de 1752, donde constan registradas 458 viviendas y censados 1.622 habitantes, dedicados principalmente a la agricultura y ganadería. La agricultura comprende 1.579 fanegas de regadío, 1.280 fgs. de secano (sin contar las 43 fgs. de tierra inútil) y 112 fgs. dedicadas a viñas. Se computan 3.975 morales, 4.114 olivos y 3.299 frutales. En ganadería figuran 380 cabezas de vacuno, 14 caballar, 11 mular, 279 asnal, 2.307 cabrío, 385 lanar, 593 cerda y 108 colmenas. La pequeña industria estaba compuesta por 4 tabernas, 3 puestos de aguardiente, 1 mesón, 3 ventas, 1 tienda de especiería, 6 molinos harineros y 2 almazaras. Los oficios se reducían a un médico, un boticario, un sangrador-barbero, un escribano, dos maestros albañiles, dos herreros, 76 jornaleros y el resto de los vecinos figuran como agricultores.
  2. La llegada del siglo XIX conlleva un período de crisis política marcado con la llegada a la población de las tropas napoleónicas y la desestabilización administrativa del Término de Abla con la segregación en 1834 de las nuevas poblaciones de Doña María, Ocaña y Escúllar. En el plano socio-económico existe un declive de la economía que se agrava con la desamortización de los bienes eclesiásticos, emprendida en los años 1838 y siguientes por el gobierno de Mendizábal, que va a favorecer a unas pocas familias hacendadas que ven aumentar su patrimonio en detrimento de la mayoría de la población que aparece cada vez más pobre. En esta centuria se acometen grandes obras públicas dedicadas a las comunicaciones como los puentes de Las Adelfas (1894) y de Las Juntas destinados al transporte por ferrocarril y carretera respectivamente. A mediados de este siglo señalado Pascual Madoz facilita una descripción de la villa, señalando que “tiene 383 casas toscas, de dos pisos, elevadas nueve varas sobre el nivel de las calles, que aunque empedradas, son incómodas y mal alineadas; una plaza cuadrilátera en el centro y dos en los estremos; casa capitular, buena cárcel, dos posadas públicas, pósito, iglesia parroquial antiquísima dedicada a la Virgen del Buen Suceso ... con una población de 529 vecinos y 2.117 habitantes”.

Léxico

Léxico

Descripción

  1. Existen ciertos vocablos en el habla coloquial que todavía perviven y pueden escucharse de boca de los ancianos, aunque lamentablemente van cayendo en el olvido. A continuación se han seleccionado una serie de localismos recogidos del habla de la población.

Achuchunao. Hacinado.

Aparejao. Marido sumiso.

Atico. Ropita preparada para el niño que va a nacer.

Bandarra. Persona que no se le conoce oficio ni trabajo.

Bardao. Jorobado.

Bu. El coco que asusta a los niños. También se dice “buhú”.

Cagueta. Persona cobarde. Miedo.

Cajonera. Excremento de animales de carga destinado a estiércol.

Careá. Díscese del agua que se riega, una vez hecho el riego en la finca, sin que se precise la intervención directa del regador.

Carrucha. Juguete infantil.

Clareá. Alba matutina.

Coboya. Limosna en dinero o en especie que pedía el campanero casa por casa.

Curiana. Cucaracha.

Espachar. Cortar unilateralmente una relación de noviazgo.

Espararrao. Llámese a la persona que tiene las piernas arqueadas.

Espelennú. Escalofrío.

Farrullero. Jugador que no respeta las reglas del juego.

Larga. Culebra.

Molinico. Vilano.

Munidor. Antiguo cargo de las hermandades religiosas locales.

Nocla. Nuca.

Palodú. Regaliz.

Quebrao. Persona herniada.

Roín. Herrumbre. Roña rojiza de metales oxidados.

Sajar. Desgajar una rama de un árbol.

Torraillos. Garbanzos tostados.

Velatorio. Velada festiva en una vivienda particular dedicada a un santo de la devoción del anfitrión.

Yolla. Fruto inmaduro y tierno del almendro. También se le conoce por “Ayoza”.

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